Detuve el tiempo por unos minutos para poder apreciar el cielo de una forma distinta, contuve la respiración mientras lo hacia y descubrí que no es azul, mi cielo tiene cara de ángel y corazón de rey. Mi cielo me cuida con sus manos y con cada caricia me hace sentir segura y querida.
Es ese ser que llego para hacerme feliz y no dejarme ir, quien con tan solo mirarme me deslumbra y me lo hace sentir. Mi cielo me brinda su apoyo y sin proponérselo me roba todos mis Te quiero.
El es mío pues así lo siento, así lo experimento, como una extensión de mi, que desde hace tiempo buscaba, en él la encontré.
Carmen M. Acosta
24 de agosto 2008
